BLANCO POR FUERA
— Te voy a hacer una pregunta: “Amarillo por dentro, blanco por fuera”. ¿Qué será?
— Ya sé: un plátano.
— Te equivocaste medio a medio. Un plátano es amarillo por fuera y blanco por dentro.
Todo al revés.
— Tienes razón. ¡Qué tonto fui! Pero ahora si que sé: “Amarillo por dentro y blanco por
fuera”, es un huevo.
— Estás equivocado. No es un huevo. Es un chino envuelto en una sábana.
— Está bien. Me engañaste. Pero ahora me toca a mí. Dime de qué se trata: blanco por
dentro y café por fuera.
— Muy fácil: Un blanco envuelto en una sábana de café.
— No, no. No es eso.
— Ya sé; si no es un blanco envuelto en una sábana de café, “café por fuera y blanco por
dentro” es un helado de coco cubierto de chocolate.
— Eso sí. Me ganaste otra vez.